Breve informe político de un municipio patagónico

Maximiliano López
6 min readMay 9, 2021

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Puerto San Julián es un municipio ubicado en la zona de la costa atlántica de la provincia de Santa Cruz, Argentina. Se encuentra en la parte centro de la misma, a medio camino entre Río Gallegos, capital de la jurisdicción subnacional, y Caleta Olivia, municipio ubicado al extremo noreste.

Su economía se basa predominantemente en la minería, la pesca le sigue en importancia, pero a distancia. El comercio, el sector agroganadero y el estado (municipal, provincial y nacional) son el resto de los sectores económicos generadores de empleo.

Se encuentra entre los diez municipios más poblados de Santa Cruz con una cantidad aproximada de entre 10 y 12 mil habitantes. Su economía atraviesa un momento relativamente estable a comparación de otros municipios de la provincia que transitan números rojos crónicos, sin embargo, al estar gobernado por un partido opositor al que gobierna la provincia no recibe tantos fondos como los que están en emergencia, y en general son del mismo signo político del oficialismo provincial, con el argumento de que al estar relativamente bien económicamente por qué querrían mas fondos.

Orden y bipartidismo

En ese marco, Puerto San Julián es gobernado por Daniel Gardonio, un político de la Unión Cívica Radical (UCR), que a la vez se alinea con la coalición que integra Propuesta Republicana (PRO)y la Coalición Cívica a nivel provincial y nacional. El actual intendente asumió en 2019. Es el segundo mandato consecutivo del radicalismo en la localidad luego de que estuviera gobernada por el peronista Nelson “Gurí” Gleadell entre 2003 y 2015.

Mientras el radicalismo gobierna el estado municipal desde 2015, el peronismo pasó a controlar desde 2019 el Concejo Deliberante al volver la primera minoría después de las últimas elecciones. El puesto de diputado por el pueblo también está en manos de ese espacio. Lo que le impidió volver a ocupar la intendencia fue la falta de unidad alrededor del único de los candidatos peronistas que pudo presentarse a la elección; Nelson Gleadell.

El peronismo no ganó la intendencia porque el candidato que hubiese atraído más votos, el secretario general del sindicato minero AOMA Santa Cruz, Javier Castro, no fue autorizado a competir debido a una maniobra política cuya procedencia no quedó nunca clara, pero pudo haber sido una operación dentro del peronismo local o bien del radicalismo, o también podría haberse tratado de un error por parte de sus asesores.

Lo cierto es que no hubo acuerdo entre las dos principales listas peronistas de Puerto San Julián para volcar los votos de Castro a Gleadell, y así fue como la UCR fue re-electa como partido de gobierno, esta vez con el entonces diputado Gardonio reemplazando al criticado y sospechado por corrupción Javier Tommaso. Los votos en blanco y la abstención del castrismo evitaron que el ex intendente peronista llegara nuevamente al ejecutivo municipal.

La primera minoría del peronismo en el Concejo Deliberante está integrada por esas dos vertientes que no acordaron la unidad para ocupar el gobierno. Por un lado están los dos concejales de la lista de Javier Castro (Todos Somos Pueblo), Gustavo Álvarez y Daniela Romillo y, por el otro, el sector alineado a Gleadell, representado por el legislador Pehuen Guerci.

En general, ambos grupos tienen muchos puntos de acuerdo, sin embargo, también hay diferencias. Mientras el bloque que responde a Castro tiene una postura crítica al gobierno, Guerci parece ser más conciliador y moderado. Aunque últimamente Romillo estuvo dando señales de flexibilidad al coincidir en reiteradas oportunidades con el oficialismo municipal sin el aval de Álvarez o del espacio que representa.

El radicalismo es el único partido de la coalición de Juntos por el Cambio que tiene presencia en Puerto San Julián. No presenta mayores fisuras políticas internas más allá de la multiplicidad de listas que suelen presentarse en cada elección, lo que ayuda a la gobernabilidad de la actual gestión con una situación de segunda minoría legislativa.

La relación entre oficialismo y oposición, si bien tiene puntos de conflicto, es concordante sobre los ejes estructurales que debe transitar el estado local. Es decir, las diferencias se tratan de cuestiones que no obedecen a aspectos nucleares del sistema político y la economía local.

Hay un pacto implícito entre ambos espacios coincidente en que el orden económico y político debe seguir siendo el mismo. Una hegemonía bipartidista que administra una sociedad y una economía sobredeterminadas por las divisas generadas por la actividad minera. El sector productivo que financia el desarrollo de la mayoría de las otras actividades productivas en la localidad.

La minería: vaca sagrada

La minería, junto con el estado provincial, representan los dos grandes medios del dinero y el poder al que se acercan las elites locales. Una esfera de producción económica autónoma de la que dependen en gran medida el comercio y el sector público. Solo la pesca y la producción agropecuaria presentan otras esferas de producción autónomas y autodependientes, no obstante, el volumen de producción y empleo se queda pequeño en comparación a la minería.

Una empresa ejerce su sombra sobre la política y la comunidad sanjulianense. Se trata de Cerro Vanguardia SA, que controla el yacimiento del mismo nombre en sociedad con FOMICRUZ SE, y que ejerce un poder significativo sobre el funcionamiento de la sociedad, la política y la economía de la localidad. Es la principal financista privado de la agencia para el desarrollo local así como de las campañas políticas.

El otro gran poder que se cierne sobre el municipio y que impacta en el ordenamiento político es el del gobierno de la provincia de Santa Cruz. Cuyo financiamiento para obras públicas y al tesoro es decisivo para las arcas municipales. El oficialismo municipal, en manos de la oposición provincial, es consciente de eso y más allá de las disputas por el fondos que le corresponden y por la actualización de la coparticipación, mantiene un vinculo cordial en el orden que permita la sustentabilidad de la gestión municipal.

El ordenamiento bajo esos grandes poderes que ejercen su sombra en la ciudad produce la construcción hegemónica en la que el sector minero es la vaca sagrada de la economía, y una empresa extranjera y la provincia condicionan a través de los medios del dinero y el poder. Un partido del orden implícito, conformado por peronistas y radicales, acepta y gestiona esa hegemonía.

Clases medias sobrerrepresentadas

Así, la política sanjulianense está ordenada por dos polos principales de poder: el intendente Daniel Gardonio y el secretario general de AOMA Santa Cruz Javier Castro. Ambos encabezan las principales coaliciones políticas en condiciones de hacerse cargo del estado local.

La radical representa en un plano social a un sector de las clases medias comerciantes, la otra, la de Castro, representa a las clases medias trabajadoras y sindicalizadas (minería, UOCRA, etc.) y sectores bajos representados en movimientos sociales (informales y merenderos). En el medio está la que responde a Gleadell, en franca minoría, que representa a sectores de la burocracia y también la clase media que emana de ese sector.

Javier Castro, al ser el secretario general de los trabajadores mineros, ha acumulado un poder autónomo que lo transforma en una personalidad que trascendió el mundo sindical y vuelca parte de su capital simbólico en la política. Es la única figura de la política local con peso propio, siendo que lidera una central sindical con escasos y reducidos opositores identificados con la izquierda trotskista, y un sector mayoritario del peronismo sanjulianense lo respalda. Su situación, reforzada por su acción frente al sindicato, lo ubica con grandes chances de ser el siguiente intendente, siempre y cuando su candidatura no sea boicoteada de nuevo.

Los sectores medios, mayoritarios en la ciudad, están sobrerrepresentados en las tres principales expresiones, la clase media trabajadora y los sectores bajos informales encuentran representación en Todos Somos Pueblo, espacio de Castro, y los sectores burocráticos se reparten en todas las agrupaciones, aunque representa la principal procedencia del capital político de Gleadell. Cultivado a lo largo de toda una carrera como intendente y al frente de la empresa estatal de servicios públicos SPSE. Los comerciantes, por su parte, resultan el principal capital político del radicalismo.

El rol de la izquierda

La izquierda política y sindical trotskista así como los movimientos sociales (principalmente feministas, desocupados y desocupadas organizadas, aunque hay lugar para espacios de gran particularidad como el de los Amigos por el Patrimonio) que se encuentran por fuera de estos principales espacios, por su parte, tienen una presencia minoritaria en la vida política aunque activa en las calles de Puerto San Julián y las redes sociales.

La presencia testimonial de la izquierda y los movimientos sociales en la política institucional local se compensa con una participación intensa en la vida pública y la sociedad civil, pues visibilizan reclamos que suelen ser invisibilizados, dependiendo del lugar en el que surjan, por el bipartidismo imperante, el poder económico de las grandes empresas que dominan la economía local (Cerro Vanguardia SA, La Anónima) y el sindicalismo dominado por Javier Castro.

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