Reseña sobre La lucha de clases en el mundo griego antiguo — G.E.M de Saint Croix

Maximiliano López
3 min readOct 26, 2022

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El libro (editado por Materialismo Histórico Ediciones) analiza en tanto categorías las clases sociales de la Grecia y Roma antiguas para luego pasar a abordar los distintos estadios y sus transiciones en la lucha de clases bajo las distintas formas de gobierno o constituciones tanto en las polis griegas como en Roma.

Saint Croix valora a la democracia griega como el momento en el que las las clases subalternas libres y desposeídas tuvieron mayor cantidad de recursos institucionales para contrarrestar el poder de los propietarios y sus tentativas para imponer un sistema oligárquico.

También remarca el papel clave de las potencias extranjeras (Macedonia, Persia y Roma) en las luchas internas en pos de la democracia o la oligarquía griegas. Estás intervenciones foráneas fueron apoyadas por los grandes propietarios locales y cercenaron poco a poco la vida democrática en las polis, siendo así que Atenas fue la única que perduró, aunque tutelada, a partir de la hegemonía macedónica. Roma terminaría por sepultar completamente todo intento por reflotar este sistema al dejarlo, en el mejor de casos, como un adorno totalmente inocuo.

El autor pasa del ámbito de las polis griegas y su supeditación final al estado romano a describir la composición de órdenes y clases de la Roma soberana. Habla de los patricios en tanto grupo conformado de forma homogénea por oligarcas dueños de la tierra y de los plebeyos como un bloque más bien heterogéneo, integrado por propietarios y grandes mercaderes así como también portrabajadores libres, artesanos y comerciantes entre clasemedieros y pobres.

En ese esquema inicial de la antigua Roma tiene lugar una lucha entre ambos órdenes, producto del cual los plebeyos, gradualmente, ocupan espacios de poder manifestados en la Tribuna de la plebe, un órgano que contrarresta el poder del Senado, dominado por patricios. Aunque luego el Senado mismo pasaría a incorporar a plebeyos, influenciado por los periodos en los que el cargo de cónsul recaía en el partido de los populares, proclive a abrir el juego político a sectores subalternos.

Con el pasar de las sucesivas reconfiguraciones políticas, estos órdenes se desdibujaron en lo político, que pasó a estar dominado por el antagonismo entre optimates y populares, y lo económico, con una elite formada por patricios y altos plebeyos por un lado, y una clase de trabajadores, artesanos, comerciantes y campesinos libres por el otro. Mientras que la base de la pirámide social la integraba la masa de esclavos sin derecho alguno, con quienes los trabajadores libres disputaban el trabajo disponible.

El sistema político de la época de la república se encontraba sustentado por la elección popular de cargos territoriales, aunque el Senado tenía un poder preponderante y primaba una oligarquía hereditaria así como los favoritismos estructurados en el vinculo patrón-clientela, que terminaban por viciar el proceso eleccionario.

El componente democrático limitado fue perdiendo lugar a medida que, posterior a la República, se consolidó el Imperio, primero a través del Principado y luego del Dominado, el cual sentó las bases del feudalismo con el colonato al que la masa de trabajadores libres fue sometida por necesidad e imposición del aparato militar y el sostenimiento financiero del poder imperial.

En la última parte del libro se repasa como a causa de la intensificación de la coerción física e impositiva, el Imperio se desmoronó al quedarse sin apoyo de la gente en el campo, que pasa a ser el nuevo eje social, y la ciudad, que salvo excepciones como Constantinopla y otros lugares más deja de ser el nodo de la vida social, mientras que el bastión del poder político y militar se trasladó hacia la parte oriental de los dominios imperiales.

De esta manera, la parte occidental se vio gradualmente barrida por la sucesivas migraciones de pueblos germánicos, bienvenidas por el llano sometido bajo la bota romana, mientras que la parte oriental, hegemonizada por Bizancio, sobrevivió varios siglos más gracias a la riqueza de los territorios que controlaba, el comercio, una mayor cohesión social (así como más recursos para coaccionar a las bases), menor intensidad de migraciones y mayor adaptación al modelo feudal.

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